Hay niños que tienen problemas para responder ante las sensaciones corporales. Existen otros niños que por el contrario responden demasiado a las sensaciones (actitud defensiva táctil o hiperreactividad al tacto). Los sistemas nerviosos de estos niños se sienten una sensación demasiado intensa y se sienten como si estuvieran constantemente bombardeado con información. En consecuencia, a menudo tienen una “pelea, miedo, o huir” como respuesta a las sensaciones, una condición llamada “defensa sensorial”.
Pueden tratar de evitar o minimizar las sensaciones evitando ser tocados o siendo muy particular con la ropa y los alimentos. Los simples actos de prepararlos para la escuela—peinarlos, cepillarlos, lavarse el cabello con champú, cortarse las uñas o cepillarse los dientes, es agotador para las familias de estos niños, que pueden reaccionar a la defensiva actuando o haciendo un berrinche.
Otros niños pueden insistir en usar solo ropa con cierta textura, eliminar las etiquetas o comer ciertos alimentos por intolerancia a las texturas.
Las interacciones sociales pueden verse severamente limitado porque el niño se retrae o se vuelve agresivo cuando lo tocan inesperadamente.
Estos niños pueden:
Todos tenemos nuestro perfil sensorial único. Algunos de nosotros nos dispersamos o abrumamos ante ruidos fuertes, caos visual o alguien parado demasiado cerca.
Podemos estar somnolientos cuando estamos demasiado tiempo sentados en el mismo lugar, como durante una conferencia.
Podemos rebotar inconscientemente nuestro zapato en el piso o el lápiz en la mesa o poner un chicle en nuestra boca.